Después de casi dos meses sin poder disfrutar de una naturaleza un tanto ninguneada (en ocasiones) por el humano, por fin, los animales pueden volver a ella.
Un reencuentro con todo aquello que nos une a los seres vivos: La Biodiversidad.
Todo un abanico de seres vivos, de colores, de olores e incluso de patrones naturales que siguen un ritmo pausado pero infinito en su recorrido.
No deberíamos olvidar aquello que nos mantiene vivos.
Hoy, Gala, quiso saborear y paladear justamente eso, lo que el ser humano le quitó durante dos meses.
A su ritmo, sin prisas y sin pausa, como el Universo. Tic, Tac, Tic, Tac...
Vamos a dedicarle un tiempo a eso que nos rodea y da la vida, dice Gala.
Vamos a intentar conectar y escuchar su latir, tal y como hizo hoy, nuestra pequeña.
Toda una lección de naturaleza. Ella volvió a escuchar, a ver y a sentir.
Después del confinamiento COVID-19