Hay miradas que no olvidaremos de Gala.
Miradas que no necesitan palabras. Libros abiertos llenos de sentimiento y que transmiten justo aquello que recibes. No hay error.
A nuestro cerebro no le gusta mentir, así que, aunque nuestra boca diga una cosa, nuestro lenguaje corporal y nuestra mirada dirá todo lo contrario.
Los animales no necesitan hablar porque la fidelidad, la lealtad y el amor, no necesita palabras.
La reciprocidad en el entendimientos entre humanos y perros es tan alta, que podemos llegar a conocer los estados de ánimo de nuestro animal, a partir de una mirada, un ladrido o un gesto. Así mismo, los gestos físicos y faciales producidos por los humanos son perfectamente reconocidos por nuestros perros.
El nivel de empatía y de lenguaje único se alcanza de forma bidireccional, hasta el punto de que los perros tratan de consolar al humano.
Os dejo la imagen, que capté de la mirada de Gala, del primer día de visita en la Clínica Veterinaria.
Esa imagen me estuvo torturando hasta que no supe que saldría airosa de su estado de gravedad.
Realmente, lo pasamos muy mal aquella noche. Y esa mirada lo lleva escrito.
